Enrique Castro, Quini, se había comprometido a encabezar el recorrido, y el anuncio de su presencia suponía un aliciente para muchos de los participantes. Del retraso tuvo la culpa «un problema de tráfico», según explicó la organización a través de los altavoces, confirmando así su asistencia.
La anécdota dio para más de un chiste, ya que la marcha de ayer se había organizado precisamente para reivindicar «una movilidad de primera». De hecho, en cuanto llegó al Náutico, Quini cambió el coche por una bicicleta. «Soy como Samuel», bromeó, mientras tomaba la posición de salida y le cogía confianza a las dos ruedas. «Me parece a mí que esto es más difícil que marcar goles», asumía finalmente el que fuera delantero del Sporting y del Barcelona.
En la primera línea le acompañaba el concejal de Deportes, José Ramón Tuero. Ambos marcaron la salida de una marcha que tiene sus orígenes en el año 2000 y está promovida por la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón, con la colaboración del Ayuntamiento. La máxima responsable del tráfico de la ciudad, Begoña Huergo, también quiso arropar la iniciativa, con la que se cierra la llamada Semana de la movilidad.
Más de 500 personas hicieron el recorrido de ida y vuelta desde el Náutico a La Ería del Piles. Rubén Rey, soldador de 35 años, cubrió el trayecto en bicicleta; los integrantes de la asociación «Manu Manué», en zancos y empujando un carromatu ecológico fabricado con sus propias manos, y Sila Murillo, presidenta de las mujeres discapacitadas de Asturias AMDA-La Fonte, en sillas de ruedas. Sus nietas María y Lucía iban con ella. «Hay que hacer una ciudad más accesible para todos y es bueno que empiecen a concienciarse desde pequeñas», defendió. La participación se recompensó con camisetas, bollos preñaos y la rifa de una bicicleta.
jueves, 24 de septiembre de 2009
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