La dificultad de la superación
El Quirinal acoge el Nacional de boccia, la petanca adaptada
Avilés, M. B.
El polideportivo de El Quirinal reabre su pista central con un acontecimiento de lujo. Avilés acoge desde ayer el Campeonato de España de boccia, un deporte paralímpico para deportistas con parálisis cerebral. «Es el deporte rey para estos deportistas por su complejidad y España está entre los tres mejores países del mundo en la disciplina», afirma Mario Díaz, técnico del Aspace Gijón, club que cuenta con un representante en este campeonato.
La boccia es un deporte similar a la petanca, pero adaptada a personas con parálisis cerebral. «Cada deportista es un mundo, los que pueden lanzan con la mano, otros con lo que se llama «unicornio», un puntero que se coloca en la cabeza, a los que normalmente ayuda un auxiliar», comenta Mario Díaz. La clasificación cuenta con cuatro categorías denominadas BC1, BC2, BC3 y BC4, en esta última entran los afectados por una lesión medular.
La categoría más llamativa y la más complicada es la BC3. En esta categoría los participantes se apoyan en el auxiliar para colocar una rampa llamada canaleta desde donde se lanza la bola: «En estos casos el deportista es el cerebro y el auxiliar el brazo ejecutor. Eso sí, el reglamento indica que el último en tocar la bola, en empujarla, ha de ser el jugador», explica el técnico del Aspace Gijón.
«Las canaletas en un principio eran canalones de tejado, pero, como todo, han ido evolucionando y ahora las hay con diferentes formas y materiales, pero dentro de unas medidas reglamentarias», señala Mario Díaz. La utilización de las canaletas requiere un duro trabajo detrás: «El entendimiento con el auxiliar tiene que ser máximo. Cada tándem tiene su propio lenguaje, es muy llamativo en el caso de aquellos deportistas que no pueden hablar. Con la mirada lo tienen que decir todo, por ejemplo, mover los ojos hacia arriba dos veces puede significar mover la canaleta hacia atrás», relata el técnico.
Además, existen dos tipos de bolas para lanzar, unas blandas y otras duras. Las blandas requieren más fuerza, pero también son más difíciles de mover cuando ya están colocadas en el campo, mientras, las duras ruedan más y sirven para aquellos deportistas que tienen más problemas para lanzar. Las pistas tienen doce metros y medio de largo por seis de ancho y son los propios deportistas quienes deciden con cual tirar. «La forma de tirar también varía, existen hasta sillas de ruedas adaptadas para que el deportista esté tumbado y lance de lado, una vez más depende de la movilidad del participante», explica Mario Díaz.
La complejidad de este deporte lo hace un auténtico espectáculo para el público, que estos días puede disfrutarlo en Avilés.
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